No le fue a la zaga Simeone, al menos inicialmente. El técnico argentino dio galones a Augusto y conformó una medular de brega dispuesta para la batalla que se avecinaba.
Una partida de ajedrez en toda regla en la que contaba cada movimiento, cada posible despiste, como muy bien sabían los dos directores de orquesta.
El Atleti, nobleza obliga, llevó el peso del partido en buena medida, aunque no fue capaz de generar demasiado peligro. Un disparo de Saúl al lateral de la red tras la mejor jugada combinativa del primer acto fue el pistoletazo de salida a las ocasiones, que a partir de ahí corrieron a cargo de Griezmann, tan participativo como ofuscado a la hora del remate.
El Sevilla, perfectamente engrasado en defensa, parecía incapaz de generar peligro, pero una incursión de Escudero casi acaba en el primer tanto del partido tras un disparo de Banega que acarició el larguero después de tocar en Saúl.
El empate final deja a los atléticos con mal sabor de boca y acentúa la importancia del duelo del próximo fin de semana en el Camp Nou, donde se verá hasta qué punto los del Cholo son una alternativa real al título.
El Sevilla en cambio sale reforzado del encuentro, pese a seguir sin ganar lejos del Pizjuán en Liga. Resistir con diez frente a todo un Atleti demuestra que los de Emery transitan el camino correcto.
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